Estamos
en la Semana Mundial de la Crianza en Brazos, la cual aporta grandes beneficios
al bebé. Este tipo de crianza consiste en un contacto permanente y cercano con
el bebé, en brazos directamente o en un portabebé.
La
experiencia puede ser maravillosa, tanto para los padres y madres como, por
supuesto, para el bebé ya que se siente más seguro y, por lo tanto, llora menos.
El bebé no sólo necesita alimento físico, sino que también necesita alimento
emocional y qué mejor que el contacto del cuerpo de su padre o madre para
aportarle seguridad y calor. El calor, el olor y los latidos del corazón, le
recuerdan a su estancia en el útero, calmándole y dándole seguridad. Pero no
sólo esto, al tenerle tan cerquita, se interactúa más con él, recibe más
caricias, sonrisas, y oye a sus padres hablar, repercutiendo positivamente en
su desarrollo cerebral. Y también
ayudamos a que el bebé duerma mejor, ya que no tiene que despertarse para
verificar que su cuidador sigue ahí. Ahora lo puede sentir sobre toda su piel.
Por
todo esto, el vínculo afectivo que es estable es muy fuerte. Con esto no quiero
decir que el bebé siempre va a querer ir en brazos, cuando pueda gatear o
caminar, lo preferirá ya que le permiten explorar el mundo a su manera.
Otro
de los beneficios que aporta es que se facilita la lactancia materna. Además de
que el bebé está cerca del pecho y puede disponer de él en cualquier momento,
esta cercanía hace que la madre esté más preparada hormonalmente para producir
leche, su cuerpo reacciona antes ante las necesidades del bebé. Y por otro lado, ayuda a aliviar los cólicos
del lactante, ya que los bebés se sienten más tranquilos y reconfortados. Se
recomienda coger al bebé boca abajo con la mano en su barriguita en el momento
del cólico, incluso mecerlos un poco.
Además,
la posición vertical ayuda a disminuir el reflujo si le cargamos al menos 30
minutos después de la toma.
Físicamente,
mantenemos la postura fisiológica del bebe en forma de “C” que tiene en el
útero, con sus piernas en posición de ranita. Y se reduce el riesgo de
plagiocefalia (aplanamiento de la cabeza), que es frecuente en niños que pasan
mucho tiempo tumbados.
Y
si usamos un portabebés, además tendremos las dos manos libres para poder seguir
haciendo nuestras tareas sin perder de vista a nuestro bebé.
Después
de todo esto, no hace falta decir que para un bebé no hay mejor sitio en el
mundo que los brazos de su madre y su padre. No necesita nada más para ser
feliz.
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