La leche materna es el mejor alimento para los bebés y niños
y se recomienda hasta los dos años o más. Para los casos en que los bebés no
sean alimentados con leche materna lo ideal es que sean alimentados con un
preparado lo más adaptado posible a sus necesidades nutricionales.
Estos preparados, las leches artificiales, se encuentran
divididas en varios grupos, tipo 1, tipo 2 y tipo 3.
Entre la leche tipo 1 y la leche tipo 2 (de inicio o de continuación) la
primera es la que está más adaptada ya que tiene una cantidad de proteínas
menor.
La leche tipo 3 es simplemente leche de vaca enriquecida con
distintos nutrientes que el bebé debe adquirir a partir de la dieta. Sólo en
casos de déficit de nutrientes deberían recomendarse estas leches y, siempre,
bajo la supervisión del pediatra.
Para hacernos una idea de la cantidad de proteína que
necesita un bebé, observamos que la leche materna aporta a los bebés unos 0,9 g
de proteínas por cada 100 ml.
La leche de vaca, que sería la alternativa a la leche
materna tiene una cantidad excesiva de proteínas: 3,3 g por cada 100 ml. Como esta
cantidad es imposible de asimilar por los bebés las leches se adaptan
mediante complicados procesos que disminuyen la concentración de proteínas.
Según el REAL DECRETO 867/2008,
que regula los preparados para lactantes y los preparados de continuación en
España, una fórmula de inicio adecuada para lactantes debe tener entre 1,2 y
1,4 g de proteínas por cada 100 ml, mayor concentración de proteína que la
leche materna, debido a que las proteínas que contiene son de menor valor
biológico.
Sin embargo, cuando habla de leches de continuación, los
valores proteicos deben establecerse entre 1,2 y 2,4g de proteína por cada
100ml, es decir, no es necesario procesar tanto las proteínas para disminuir la
cantidad, y así, se reducen los costes de producción.
Y no es que los bebés realmente necesiten mucha mayor
cantidad de proteína a esta edad (recuerdo que la leche materna tan sólo tiene
0.9 g /100ml y los niños amamantados no cambian de tipo de leche) ya que, cada
vez crecen más despacio y necesitan menos cantidad de proteína por kg de peso.
Además, el extra que necesitan ya lo empiezan a tomar a través de la
alimentación complementaria.
Este es uno de los motivos por los cuales existen este tipo
de leche, de continuación. Al abaratar los costes de fabricación, la leche
puede venderse a un rango de población mayor, aunque esto conlleve estar dando
nitrógeno de más a los bebés, que a esta edad (6 meses) tienen una función
renal más madura que el recién nacido. Un recién nacido o bebé de pocos meses
no podría procesar este tipo de leche.
Entre los seis y los doce meses un bebé necesita unos 20 g
de proteínas diarios y se estima que están tomando, en la actualidad, cerca de
30 gramos.
El hecho de que la leche de continuación tenga más proteínas
que la leche de inicio ayuda a este exceso de proteínas diarias en la dieta del
bebé.
La OMS, de hecho, ya declaró hace tiempo que son leches
innecesarias (excepto por el matiz económico).
Incluso alguna marca utilizó el eslogan:” Enriquecida con
proteínas para las necesidades en aumento de su bebé”, tratándose sólo de una
treta comercial.
Otro de los motivos por los cuales existen es la publicidad.
El Código
Internacional de Sucedáneos de la Leche Materna prohíbe a las marcas
hacer publicidad de la leche artificial para que las mamás y futuras mamás no
reciban mensajes confusos y para que amamanten a sus bebés hasta al menos los
seis meses de edad.
Por esta razón las marcas decidieron crear una leche que los
bebés pudieran tomar a partir de los seis meses y que muchos países, entre
ellos España, permiten publicitar, las leches de continuación.
Al anunciar la leche tipo 2, anuncian indirectamente la tipo
1, dado que fabrican los botes exactamente iguales (excepto por el número 1 y
2).
En conclusión, un bebé que tome leche artificial puede
empezar a tomar leche de continuación a los seis meses, aunque lo
recomendable es que siga tomando la leche de inicio hasta al menos los 12
meses.
En caso de que los padres no puedan costearse la leche de
inicio, pueden pasar a la leche de continuación y procurar no ofrecer un exceso
de proteínas con el resto de alimentación.
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