martes, 29 de julio de 2014

Leches de continuación, otra treta comercial.

La leche materna es el mejor alimento para los bebés y niños y se recomienda hasta los dos años o más. Para los casos en que los bebés no sean alimentados con leche materna lo ideal es que sean alimentados con un preparado lo más adaptado posible a sus necesidades nutricionales.
Estos preparados, las leches artificiales, se encuentran divididas en varios grupos, tipo 1, tipo 2 y tipo 3. 

Entre la leche tipo 1 y la leche tipo 2 (de inicio o de continuación) la primera es la que está más adaptada ya que tiene una cantidad de proteínas menor.

La leche tipo 3 es simplemente leche de vaca enriquecida con distintos nutrientes que el bebé debe adquirir a partir de la dieta. Sólo en casos de déficit de nutrientes deberían recomendarse estas leches y, siempre, bajo la supervisión del pediatra.
Para hacernos una idea de la cantidad de proteína que necesita un bebé, observamos que la leche materna aporta a los bebés unos 0,9 g de proteínas por cada 100 ml.
La leche de vaca, que sería la alternativa a la leche materna tiene una cantidad excesiva de proteínas: 3,3 g por cada 100 ml. Como esta cantidad es imposible de asimilar por los bebés las leches se adaptan mediante complicados procesos que disminuyen la concentración de proteínas.
Según el REAL DECRETO 867/2008, que regula los preparados para lactantes y los preparados de continuación en España, una fórmula de inicio adecuada para lactantes debe tener entre 1,2 y 1,4 g de proteínas por cada 100 ml, mayor concentración de proteína que la leche materna, debido a que las proteínas que contiene son de menor valor biológico.
Sin embargo, cuando habla de leches de continuación, los valores proteicos deben establecerse entre 1,2 y 2,4g de proteína por cada 100ml, es decir, no es necesario procesar tanto las proteínas para disminuir la cantidad, y así, se reducen los costes de producción.
Y no es que los bebés realmente necesiten mucha mayor cantidad de proteína a esta edad (recuerdo que la leche materna tan sólo tiene 0.9 g /100ml y los niños amamantados no cambian de tipo de leche) ya que, cada vez crecen más despacio y necesitan menos cantidad de proteína por kg de peso. Además, el extra que necesitan ya lo empiezan a tomar a través de la alimentación complementaria.  
Este es uno de los motivos por los cuales existen este tipo de leche, de continuación. Al abaratar los costes de fabricación, la leche puede venderse a un rango de población mayor, aunque esto conlleve estar dando nitrógeno de más a los bebés, que a esta edad (6 meses) tienen una función renal más madura que el recién nacido. Un recién nacido o bebé de pocos meses no podría procesar este tipo de leche.
Entre los seis y los doce meses un bebé necesita unos 20 g de proteínas diarios y se estima que están tomando, en la actualidad, cerca de 30 gramos.
El hecho de que la leche de continuación tenga más proteínas que la leche de inicio ayuda a este exceso de proteínas diarias en la dieta del bebé.
La OMS, de hecho, ya declaró hace tiempo que son leches innecesarias (excepto por el matiz económico).

Incluso alguna marca utilizó el eslogan:” Enriquecida con proteínas para las necesidades en aumento de su bebé”, tratándose sólo de una treta comercial.
Otro de los motivos por los cuales existen es la publicidad. El Código Internacional de Sucedáneos de la Leche Materna prohíbe a las marcas hacer publicidad de la leche artificial para que las mamás y futuras mamás no reciban mensajes confusos y para que amamanten a sus bebés hasta al menos los seis meses de edad.
Por esta razón las marcas decidieron crear una leche que los bebés pudieran tomar a partir de los seis meses y que muchos países, entre ellos España, permiten publicitar, las leches de continuación.
Al anunciar la leche tipo 2, anuncian indirectamente la tipo 1, dado que fabrican los botes exactamente iguales (excepto por el número 1 y 2).

En conclusión, un bebé que tome leche artificial puede empezar a tomar leche de continuación a los seis meses, aunque lo recomendable es que siga tomando la leche de inicio hasta al menos los 12 meses.
En caso de que los padres no puedan costearse la leche de inicio, pueden pasar a la leche de continuación y procurar no ofrecer un exceso de proteínas con el resto de alimentación.

Más información | ESPGHAN (en inglés), AAP (en inglés), IBFAN (en inglés)



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