lunes, 2 de junio de 2014

El parto orgásmico


Hablar de parir es recrear en la mente el doloroso momento en que un bebé viene al mundo por la vía natural, es decir, atravesando el canal de parto hasta salir al exterior. Ese momento mágico y aparentemente terrible, lo hemos visto en películas, telenovelas, vídeos, y en algunos casos, lo hemos experimentado en vivo, pero la impresión es siempre la misma: se sufre. 



Por eso nos resulta tan raro ese asunto de que hay mujeres capaces de tener, nada más y nada menos que un orgasmo, al momento de traer un hijo al mundo. Sin embargo esta aparente contradicción tiene una respuesta biológica. Resulta que la presión que ejerce la cabeza del bebé en el sistema nervioso pélvico estimula muchos de los puntos que juegan un papel determinante en los orgasmos de clítoris, vaginales y cervicales. 

Además, durante el parto tienen lugar enormes movimientos hormonales, se libera mucha más prolactina, oxitocina y betaendorfinas, todas estas “moléculas del éxtasis”. Y por extraño que parezca, durante el orgasmo y durante el dolor se encienden exactamente las dos mismas áreas del cerebro.

Todo comienza en el embarazo 

La mayoría de las mujeres embarazadas experimenta un aumento en el deseo sexual, esto se debe principalmente a los cambios hormonales y físicos. Estos, producen hinchazón de los labios mayores y menores, así como una mayor lubricación de la vagina durante el coito, lo que puede estimular los multiorgasmos. Ciertamente, en este momento las relaciones íntimas suelen ser más excitantes y satisfactorias que antes, pues los niveles de progesterona y estrógeno aumentan de forma considerable. 

Este incremento hormonal es responsable además, del aumento de volumen en los pechos y de que los órganos sexuales estén más sensibles de lo normal, asimismo, del incremento de riego sanguíneo que hace que las secreciones vaginales sean más abundantes y la mujer esté mejor preparada para la penetración. En épocas pasadas, no se tenía toda esta información, sino la errónea creencia de que un orgasmo podía desencadenar un parto prematuro por las contracciones uterinas que se producían, pero eso ya está totalmente descartado. 

Siempre el qué dirán 

El mayor problema en torno a los orgasmos durante el parto no tiene que ver con lo biológico, sino con la “moral”, pues para mucha gente es incorrecto, por llamarlo de alguna manera, asociar la idea de algo placentero con el parto, así como el tener sentimientos de orden sexual durante el nacimiento de los hijos. Por lo que si una mujer, siente durante el alumbramiento algún tipo de placer, seguramente lo neutralizará de forma inconsciente. 

Además, hoy en día los partos se llevan a cabo en hospitales llenos de gente, con monitores, controles constantes, carencia absoluta de privacidad, algo de estrés y nervios, y así quién puede disfrutar de un orgasmo. Esta falta de intimidad hace que a muchas les cueste desinhibirse y entrar en el estado emocional y psicológico adecuado para que la naturaleza siga su ritmo. Pero al parecer no todo está en la mente, pues varios especialistas insisten en que lograr esta sensación orgásmica “depende de la anatomía de cada mujer”. 

Estudios probatorios 

La investigación más reciente al respecto, realizada en Francia por el psicólogo Thierry Postel, quien entrevistó a más de 950 matronas, que en conjunto habían atendido más de doscientos mil partos, reveló que el 0,3% de quienes daban a luz aseguraban haber tenido sensaciones similares a las de un orgasmo durante el trabajo de parto. Incluso algunas hablaban de partos multiorgásmicos. Los resultados, para el especialista, “establecen el hecho de que existe el placer obstétrico”. 

En cifras concretas, las parteras reportaron 668 casos en los que las madres confirmaban que habían tenido orgasmos durante el nacimiento de sus hijos. En otros 868, las matronas aseveraron que ellas habían visto en las madres signos de placer durante el momento del parto. Sin embargo, a pesar de los crecientes estudios al respecto, el orgasmo experimentado al dar a luz seguirá siendo tabú, al menos por un tiempo, y por una sola razón: rompe con el paradigma del parto como una instancia de dolor, donde parece absolutamente descabellado pensar que una parturienta pudiera experimentar placer sexual. 

Os recomiendo el siguiente vídeo en el que podéis observar un parto orgásmico.

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