lunes, 16 de junio de 2014

OXITOCINA SINTÉTICA Y AUTISMO

La oxitocina, también conocida como “hormona del amor” es la responsable del fortalecimiento de los vínculos afectivos.  La producimos al abrazarnos, besarnos y también durante el orgasmo.

Otro de los momentos clave en los que actúa es en el parto y la lactancia.

En todo parto natural, la mujer alcanza unos niveles de oxitocina fuera de lo habitual, de hecho, es el valor más alto de oxitocina que puede alcanzar la raza humana.

La función de la oxitocina no es otra que facilitar las contracciones de parto, expulsar la placenta,  reducir el riesgo de hemorragia y producir el “enamoramiento” de mamá y bebé.  También facilita un comienzo de lactancia más sencillo ya que es la encargada de hacer que la leche salga. Es producida por el hipotálamo, pasa a la hipófisis y de aquí, al torrente sanguíneo.

Sin embargo, ¿qué ocurre cuando se administra oxitocina sintética? Pues que pasa directamente al torrente sanguíneo y hace que las contracciones sean más potentes. Pero esta oxitocina no pasa la barrera hematoencefálica, con lo cual no llega al cerebro y no produce “enamoramiento”. Y otra de las cosas que ocurren es que deja de producirse oxitocina natural, se desestabilizan los receptores de oxitocina y la leche no sale fácilmente.

Esto no quiere decir que los bebés nacidos en partos medicalizados en los que se utiliza oxitocina síntética y por cesárea no puedan vincularse con sus madres. La lactancia “compensa” esta falta de oxitocina en el parto, ya que como he comentado anteriormente, también participa en la lactancia y ayuda a ese “enamoramiento”.

Pero, ¿Qué ocurre cuándo el parto es provocado con oxitocina artificial o una cesárea y, además, sustituimos la lactancia natural por el biberón? Ni la madre ni el bebé tienen la oportunidad  de vincularse tan fuertemente.  Y tampoco sabemos qué consecuencias puede tener posteriormente en su capacidad de amar.

Datos oficiales hablan de un aumento del 30% de T.E.A (Trastornos de espectro autista) en los últimos 30 años, dándose la coincidencia del aumento de los partos medicalizados,  partos atendidos por ginecólogos en vez de matronas y de la lactancia artificial.

Además, se ha comprobado que las personas que padecen autismo o síndrome de Asperger  tienen niveles de oxitocina más bajos de lo habitual, por lo que se pueden considerar como la expresión alterada de la capacidad para amar. No se socializan, cuando son adolescentes, no salen, no se enamoran y de adultos,  no tienen hijos.

Niko Tinbergen,  fue uno de los fundadores de la etología, que compartió el Premio Nobel con Konrad Lorenz y Karl Von Frisch en 1973. Especializado en etología familiar, observó la conducta animal y estudió en concreto la conducta no verbal de los niños autistas; como "etólogo de campo", investigó la conducta de los niños en su propio ambiente: además de hacer una descripción detallada de sus observaciones, redactó una lista de los factores que podían predisponer al autismo o que podían reforzar los síntomas. Encontró que tales factores estaban presentes a lo largo del período perinatal: utilización de forceps durante el parto, nacimiento bajo anestesia, reanimación e inducción del parto.

En junio de 1991 , Ryoko Hattori, una psiquiatra de Kumamoto, Japón publicó un artículo sobre los riesgos de desarrollar autismo según el lugar de nacimiento. Evaluó diferentes hospitales y llegó a la conclusión de que los niños nacidos en cierto hospital presentaban más riesgo de ser autistas. En ese hospital en particular, la rutina llevaba a inducir el parto una semana antes de la fecha probable de parto, utilizando distintos tipos de sedantes, anestesia y analgésicos durante el trabajo de parto.

Otro dato importante es que los bebés prematuros tienen mayor riesgo de sufrir autismo (casi el doble). Generalmente, han pasado por partos difíciles, se mantienen en incubadoras durante mucho tiempo (de aquí también la importancia de llevar a cabo el método canguro) y rara vez se consigue establecer la lactancia materna.

Según una reciente investigación, personas que padecen autismo o síndrome de Asperger , tras inhalar oxitocina, prestaron más atención a las señales sociales (la mirada, la expresión facial, etc.). El efecto duraba alrededor de veinte minutos y estos sujetos pudieron captar mejor las pistas sociales que normalmente pasan desapercibidas para los autistas.

Observando estadísticas con los datos que se están recogiendo en diversos lugares del mundo, podemos establecer relaciones entre el tipo de nacimiento, el uso de oxitocina y la tasa de autismo. Factores ambientales en el embarazo, el nacimiento y los primeros meses de vida tienen una importancia fundamental, aunque también haya una predisposición genética.


Afortunadamente, parece que la manera de nacer está empezando a cambiar. Cada vez son más las madres que quieren que su parto sea totalmente natural, sin ningún tipo de intervención innecesaria. Y así, dejar que la naturaleza haga su labor, de millones de años de experiencia, liberando ese impresionante cóctel hormonal que hace que nos enamoremos irremediablemente nada más vernos.

Referencias:
Oxitocina y autismo.Dr Emilio Santos Leal
¿Existe relación entre la oxitocina sintética y la epidemia de autismo?
Oxitocina y autismo: una hipótesis para investigar.
Early childhood autism: an ethological approach. Elisabeth A. TinbergenNikolaas Tingbergen





No hay comentarios:

Publicar un comentario