La oxitocina, también conocida
como “hormona del amor” es la responsable del fortalecimiento de los vínculos
afectivos. La producimos al abrazarnos,
besarnos y también durante el orgasmo.
Otro de los momentos clave en los
que actúa es en el parto y la lactancia.
En todo parto natural, la mujer
alcanza unos niveles de oxitocina fuera de lo habitual, de hecho, es el valor
más alto de oxitocina que puede alcanzar la raza humana.
La función de la oxitocina no es
otra que facilitar las contracciones de parto, expulsar la placenta, reducir el riesgo de hemorragia y producir el “enamoramiento”
de mamá y bebé. También facilita un
comienzo de lactancia más sencillo ya que es la encargada de hacer que la leche
salga. Es producida por el hipotálamo, pasa a la hipófisis y de aquí, al
torrente sanguíneo.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando
se administra oxitocina sintética? Pues que pasa directamente al torrente
sanguíneo y hace que las contracciones sean más potentes. Pero esta oxitocina
no pasa la barrera hematoencefálica, con lo cual no llega al cerebro y no
produce “enamoramiento”. Y otra de las cosas que ocurren es que deja de
producirse oxitocina natural, se desestabilizan los receptores de oxitocina y
la leche no sale fácilmente.
Esto no quiere decir que los
bebés nacidos en partos medicalizados en los que se utiliza oxitocina síntética
y por cesárea no puedan vincularse con sus madres. La lactancia “compensa” esta
falta de oxitocina en el parto, ya que como he comentado anteriormente, también
participa en la lactancia y ayuda a ese “enamoramiento”.
Pero, ¿Qué ocurre cuándo el parto
es provocado con oxitocina artificial o una cesárea y, además, sustituimos la
lactancia natural por el biberón? Ni la madre ni el bebé tienen la
oportunidad de vincularse tan
fuertemente. Y tampoco sabemos qué
consecuencias puede tener posteriormente en su capacidad de amar.
Datos oficiales hablan de un
aumento del 30% de T.E.A (Trastornos de espectro autista) en los últimos 30
años, dándose la coincidencia del aumento de los partos medicalizados, partos atendidos por ginecólogos en vez de
matronas y de la lactancia artificial.
Además, se ha comprobado que las
personas que padecen autismo o síndrome de Asperger tienen niveles de oxitocina más bajos de lo
habitual, por lo que se pueden considerar como la expresión alterada de la
capacidad para amar. No se socializan, cuando son adolescentes, no salen, no se
enamoran y de adultos, no tienen hijos.
Niko Tinbergen, fue uno de los fundadores de la etología, que
compartió el Premio Nobel con Konrad Lorenz y Karl Von Frisch en 1973.
Especializado en etología familiar, observó la conducta animal y estudió en
concreto la conducta no verbal de los niños autistas; como "etólogo de
campo", investigó la conducta de los niños en su propio ambiente: además
de hacer una descripción detallada de sus observaciones, redactó una lista de
los factores que podían predisponer al autismo o que podían reforzar los
síntomas. Encontró que tales factores estaban presentes a lo largo del período
perinatal: utilización de forceps durante el parto, nacimiento bajo anestesia,
reanimación e inducción del parto.
En junio de 1991 , Ryoko Hattori,
una psiquiatra de Kumamoto, Japón publicó un artículo sobre los riesgos de
desarrollar autismo según el lugar de nacimiento. Evaluó diferentes hospitales
y llegó a la conclusión de que los niños nacidos en cierto hospital presentaban
más riesgo de ser autistas. En ese hospital en particular, la rutina llevaba a
inducir el parto una semana antes de la fecha probable de parto, utilizando
distintos tipos de sedantes, anestesia y analgésicos durante el trabajo de
parto.
Otro dato importante es que los
bebés prematuros tienen mayor riesgo de sufrir autismo (casi el doble).
Generalmente, han pasado por partos difíciles, se mantienen en incubadoras durante
mucho tiempo (de aquí también la importancia de llevar a cabo el método
canguro) y rara vez se consigue establecer la lactancia materna.
Según una reciente investigación, personas que padecen
autismo o síndrome de Asperger , tras inhalar
oxitocina, prestaron más
atención a las señales sociales (la mirada, la expresión facial, etc.). El efecto
duraba alrededor de veinte minutos y estos
sujetos pudieron captar mejor las pistas sociales que normalmente pasan
desapercibidas para los autistas.
Observando estadísticas con los
datos que se están recogiendo en diversos lugares del mundo, podemos establecer
relaciones entre el tipo de nacimiento, el uso de oxitocina y la tasa de
autismo. Factores ambientales en el embarazo, el nacimiento y los primeros meses
de vida tienen una importancia fundamental, aunque también haya una
predisposición genética.
Afortunadamente, parece que la
manera de nacer está empezando a cambiar. Cada vez son más las madres que
quieren que su parto sea totalmente natural, sin ningún tipo de intervención
innecesaria. Y así, dejar que la naturaleza haga su labor, de millones de años
de experiencia, liberando ese impresionante cóctel hormonal que hace que nos
enamoremos irremediablemente nada más vernos.
Referencias:
Oxitocina y autismo.Dr Emilio Santos Leal
¿Existe relación entre la oxitocina sintética y la epidemia de autismo?
Oxitocina y autismo: una hipótesis para investigar.
Early childhood autism: an ethological approach. Elisabeth A. Tinbergen, Nikolaas Tingbergen
Referencias:
Oxitocina y autismo.Dr Emilio Santos Leal
¿Existe relación entre la oxitocina sintética y la epidemia de autismo?
Oxitocina y autismo: una hipótesis para investigar.
Early childhood autism: an ethological approach. Elisabeth A. Tinbergen, Nikolaas Tingbergen
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